viernes, 31 de enero de 2014

Uno de febrero. Un día importante

En los días importantes de mi vida suele llover. Los días importantes, además, no siempre suceden  tal cual los esperabas. Pero me gustan estos días importantes. Contribuyen a reafirmar mi condición de humana, ésa que a veces me empeño en obviar.

Hoy el orden del día era sencillo. Misma hora para el toque del despertador, mismo café, seguir un día más el plan establecido. Pero hoy, precisamente hoy, cansancio y temores, absurdamente normales a estas alturas, han decidido que era el día en que querían entrar en escena. 

Así que la mañana de mi día crucial no ha sido lo que tenía que ser: puedes fallar, puedes caer, puedes llorar, puedes pensar de modo ridículo que "no te acuerdas de nada".  Pero, ¿sabéis una cosa? No pasa nada, si después te levantas. No pasa nada, porque en el fondo sabes que no será tan terrible. El resto del día, y aunque el cielo seguía estando gris, y la niebla envolvía todo, fui a ver a mi abuelo, el pobre, al que he tenido “olvidado” durante meses (ah, por cierto: se dice “beringuitis”, y no meningitis, que lo sepáis ;). Paseé con Reina, apoyada una vez más en el mejor y más fuerte bastón del mundo mundial: mi madre. Recibí tanta, tanta fuerza y tanto apoyo que hasta en un arrebato de locura me dije “No me importaría volver a preparar el MIR”, sólo por recibir tanto cariño de golpe.

Por eso, mañana, probablemente, volverá a llover. Será un día importante.
MIR 2014, nos vemos a las cuatro. 

:)

sábado, 18 de enero de 2014

Ésa

¡Eh, tú! Sí, sí, tú. Esa que vive al otro lado de unas ojeras de dimensiones hasta ahora desconocidas. La que se extraña ante el espejo porque ni de mirarse tiene tiempo. La que, érase una vez, cabía dentro de todos sus pantalones y ahora tiene una selecta y preciada, pero escasa, colección de prendas “cómodas, holgadas y calentitas” para los simulacros. O la que se pierde dentro de sudaderas que se le han quedado tres tallas más grandes, efecto del hiperperistaltismo que nos corroe. La que sabe con qué fármacos puede atacar un acné mientras el suyo propio vence la batalla una y otra vez y se pasea, poderoso, por rincones varios de su cara. Esa cuya musculatura paravertebral  vive en permanente contractura, y se empeña en cifosarte progresivamente, en sinergia con los cabezazos “sueño mediados”. Esa que acumula FRCV y de ETV-TEP, en forma de horas, y horas, y horas, de sedestación y visitas a los armarios carbohidratados e hipercalóricos de la cocina. La que los sábados por la mañana, los “benditos medios días de descanso”, experimenta cual yonki los síntomas de su estudiodependencia. Esa cuyo vocabulario, ya lo estáis comprobando, dejó hace tiempo de ser normal para llenarse de “esas palabras tan raras que usan los médicos”.

Sí, tú. Tranquila, que tu síndrome pseudobulbar (risa y llanto inapropiados e incoercibles, entre otros) se va a marchar por donde ha venido. Que serás capaz de vivir, y muy a gusto, sin manuales y todo tipo de artículos de papelería. En dos semanas. Exactamente. Ni más, ni menos.

Y, ¿sabes una cosa? Cuando sean las 16.00h, en el Aula 10, te despojarás de inseguridades y lucharás las doscientas treinta y cinco preguntas. Sabrás cómo hacerlo. Básicamente, porque “te lo has currao”. Y mucho. Muchísimo.

Confía. Todo saldrá bien :)


Como dijo nuestra gran maestra: "Adelante, mis valientes".