miércoles, 4 de abril de 2012

Noches tontas

Noches tontas. Noches en que no sabes qué hacer con tu vida. Total, ya has echado el día; te vas a dormir. Pero no puedes, porque no sabes qué hacer con tu vida esta noche. Ni mañana. Ni este fin de semana. Mucho menos de aquí a un par de años. Que sí, sabes que al final las cosas van rodando y llegas a donde debes llegar. Sabes que, en el fondo, ya has conseguido mucho, y que sí sabes lo que quieres. Y sabes que, nena, tú vales mucho. Pero esta noche la incertidumbre y el miedo le roban su codiciada posición en cabeza de carrera al optimismo. Y lloras. Lloras porque tienes ganas, lloras porque lo necesitas, porque te limpia por dentro aunque te quedes hecha polvo; lloras por miedo, lloras de rabia. Lloras porque le gustaría. Esta noche se ha colado en la fiesta de lo malo, lo peor.


Así que lloras y lloras hasta que no puedes respirar porque los mocos te han tapado la nariz. Te dices a ti misma "deja de llorar o vas a asfixiarte". Y te haces caso. Con el oxígeno en sangre por los suelos, te haces caso y dejas de llorar, y con tu Dear Little Littmann te escuchas y te escapas, y, a pesar de que la noche y tú estáis tontas perdidas, y os hace compañía una bonita congestión nasal que no sé a qué virus o alérgeno se debe esta vez (debo andar por el quinto o sexto catarro en tres meses), piensas que hoy toca hacer una de ésas listas de cosas buenas que tan bien me iban. Y es que últimamente, “no tengo tiempo para nada”, y menos para recopilar las tonterías que me alegran el día. Así me va.

Pues eso. Otra lista:

  • Un paseo bajo una niebla que suelta un agua fina, muy fina, sintiendo el fresco en la cara y viendo lo verde que se está poniendo todo.
  • El ambiente de Semana Santa en mi pueblo; mi pueblo pequeño, mi pueblo bonito.
  • Descubrir, otra vez, el gran tesoro que tenemos en la Plaza (más información en próximas entregas, dice una voz en off; quede como pista que, como no tengo apenas cosas que hacer, mañana haré de guía en un museo especial…y me tengo que estudiar el guión por la mañana)
  • Las torrijas y el arroz con leche de mamá.
  • La música. Esta noche Haydn, Mozart y Schubert me han arreglado el día al tiempo que me han hecho sentir ínfima, mediocre, como un granito de arena.

Y algo más. Pero ya advertí que ésta era una noche tonta, y esta noche, ya no veo nada más, ni bonito ni feo.

Al menos, ya no lloro. Aunque no, hoy no me voy con la sonrisa a la cama.

No hay comentarios:

Publicar un comentario